viernes, 1 de agosto de 2008

comunicacion no verbal

La chica wannabe-amelie sale del hall pensando en cual de sus muchos artilugios de seducción recordará su conquista kerouac-like.

Sus dedos con uñas pintadas de amarillo, que sostuvieron un delgado cigarrillo que su boca fumó con pitadas cortas /la forma en la que se acaricia el cuello/el brillo de la piel de sus piernas apenas tostadas por el sol/la forma en que unas arrugas se forman en la nariz con determinados mohines premeditados.

Se convenció de que él iba a llamarla para verse otra vez.


***


Se quedó pensando en lo que trataba de esconder con esos gestos aprendidos, tan viciados, tan corrientes, y por qué. Lo que su cuerpo contaba cuando bajaba la guardia o descansaba la pose era lo más atractivo, lo que seguía recordando en el colectivo de vuelta.

Los dedos que jugaron con su pelo para disimular el temblor nervioso que casi la puso en evidencia/el lunar que se asomó un par de veces por el escote asimétrico de la remera al rascarse la clavícula/la blanca cicatriz en una rodilla destacada del resto de la pierna/ las miradas esquivas a la gente que pasaba, o concentradas en algun objeto fuera de la escena para evitar que el contacto visual acusara el desvío de su ojo/la forma de morderse el labio inferior o los bordes de las cutículas al pensar la respuesta a alguna pregunta imprevista.

Decidio que la llamaría de nuevo.

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